Diseñar una cocinita parece algo fácil. pero que tenga sus proporciones, que se vea bien chula y que se pueda montar con facilidad, eso ya va complicándose un poco más.
No se si te lo he contado, pero una parte del diseño la haces tu. Tu eliges el color, la tela, si quieres la puerta pintada o al natural, si quieres los mandos de un color y el grifo de otro.. Vamos, que cada uno de los detalles son personalizados para que no sea una cocinita más, es la tuya y punto.
Estoy pensando en dejar una al natural, con la madera vista, porque me parece tan bonita y que tu te la puedas pintar, ¿Te parece buena idea?
Todas las cocinitas están hechas a mano, en mi pequeño taller. El proceso comienza eligiendo los tableros, una pila ENORME que muevo hasta encontrar el que me gusta.
La primera vez fui con faldita y blusita de flores ¡ERROR y HORROR!. Salí con la blusa enganchada, jurando en arameo y sin madera. Ya no me pasa, je je, que de todo se aprende.
El corte de la madera me cuesta un poquito más. Hay que combinar como pongo las piezas para optimizar y que salgan de la misma malla. Luego lijar, lijar, lijar… siempre lijar. Tres manos de pintura con sus correspondientes lijados y¡ por fin! está acabada. En el proceso suelo tardar unos 6 o 7 días, que las pinturas al agua tardan mucho en secar.
Ya llegamos a lo más difícil, COSER. Mira que me cuesta, que si pongo la máquina, que si enhebro, que si la orilla, que si el bajo…
Pero cuando acabo una cocinita, me siento tan bien por el trabajo que he realizado, y porque se que mis pequeñ@s clientes lo van a disfrutar.
En los mercaditos y feria navideñas en los que he estado estos días la gente se paraba y me decían lo bonitas que eran, que eran diferentes a las que se venden en jugueterías y grandes almacenes, pero la definición que más me gusta es la que una amiga-clienta me dijo: «Quiero que esta cocinita sea un recuerdo de su infancia, y que sus hijos puedan jugar con ella». !Me encanta!